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El arte del
Coaching

«La gente no carece de recursos, carece de control sobre sus recursos» T. Robbins

Si necesitas un cambio en tu vida, el coaching es la disciplina que te ayudará a conseguirlo. Te guiaré  para conseguir el logro de tus objetivos mediante diferentes técnicas y herramientas.

Una de las características más importantes de mi estilo de coaching es que tú serás siempre consciente, responsable y protagonista del proceso de cambio. Yo seré tu acompañante y te ayudaré a descubrir de lo que eres capaz.  

En qué consiste:

Origen y destino

Definición del punto de partida y del objetivo que se quiere alcanzar.

Análisis

Toma de conciencia y análisis de las necesidades e impedimentos. 

OPCIONES

Búsqueda y creación de nuevos recursos para el cumplimiento del plan. 

Acción y estrategia

Gestión del tiempo, organigrama y plan de acción personal y único. 

Contrato

Ambas partes nos comprometemos con el proceso de cambio. 

Evaluación

Valoración del resultado y del proceso completo. 

MI HISTORIA

BACKGROUND

Permite que te cuente lo que hay detrás de todo lo profesional. De dónde surjo. Solo si sabes de dónde vengo podrás saber a dónde voy.

Nací el 14 de Agosto de 1988 en Valencia, como fruto de un embarazo no deseado. Soy el segundo hijo de mis padres. Mi hermana mayor, mientras yo estaba todavía en el vientre de mi madre, fue diagnosticada con cáncer cerebral. Tenía por entonces 2 años.

El estado emocional con el que mi madre vivió mi embarazo fue indescriptible.

Mi hermana superó el cáncer, aunque volvió a aparecer con más fuerza un par de años después. Se hizo todo lo que se pudo, pero mi hermana ya tenía una fecha. Toda mi familia se volcó en ella, hasta que finalmente falleció con 6 años.

Yo tenía 4 años, y aquí comenzó mi carrera deportiva. En el deporte – y en la vida – mi madre ha supuesto una fuente de motivación a la que no haría justicia calificar con ningún adjetivo.

Ella tiene poliomielitis desde los 18 meses. Se ve especialmente afectada en la musculatura de las piernas, por lo que nunca ha podido andar sin muletas o andador.

Varias operaciones de columna pesan sobre ella, y eso no impidió de ninguna manera que sacara su último año de estudios en la cama, comiendo con un espejo para poder ver el plato.

Esa es la persona que me ha educado, una que ahora mismo trabaja y conduce sin mayor impedimento. En su diccionario no está la palabra «excusa».

Con el paso del tiempo su situación empeoró y debió aceptar ir en silla de ruedas. Al poco tiempo mi padre falleció por un derrame cerebral, fue un duro golpe para mi madre, para la cual la figura de mi padre era muy importante.

Sin duda, mucho de lo que soy se lo debo a ella. No podría explicar lo que aporta ver a una persona pasar a través de todas esas adversidades y ser, al mismo tiempo, ejemplo de alegría y entereza.

INFANCIA Y ADOLESCENCIA

En lo que a mí respecta:

A los 4 años gané mi primera medalla de oro en taekwondo con un ippon.

Hasta los 6 años fui un niño delgado que comía mucho. Pero tras fallecer mi hermana nos fuimos a vivir a Ribaroja, y tuve que dejar el taekwondo. El sedentarismo no me suele sentar nada bien, así que empecé a engordar.

A los 8 años me apuntaron a fútbol y a natación para que me moviera algo y fuera más activo, además acudía a endocrino. Mi físico limitó mucho mi desempeño en esos deportes. Finalmente dejé el fútbol y continué con la natación.

A los 12 años, aunque todavía con algo de sobrepeso y habiendo sufrido bullying varias veces, llegué a competir con tiempos nacionales, e incluso obtener algunas medallas.

Con 13 conocí el BreakDance, tal fue el apego que tengo al mismo que decidí dejar la natación tras 6 años de entrega diaria y competición. Incluso sabiendo el esfuerzo económico que había supuesto para mis padres; sabía que mi corazón ya se había entregado al BreakDance.

Empecé así a pasar todas las tardes en un callejón al lado de las vías del tren, en el barrio gitano de mi pueblo, donde empecé a forjar otra personalidad bien diferente. Pasé de ser un niño al que hacían bullying a ser un joven delincuente, cosa que por suerte no tuvo mayores consecuencias.

A los 16 años empecé a competir, a dar clases y hacer actuaciones, y ya de paso trabajar como camarero en un salón de bodas. Mis padres no estaban demasiado conformes con el rumbo que tomaba mi vida, pero mientras superase los estudios, tenía cierta libertad.

De hecho tras finalizar la enseñanza obligatoria no quería seguir estudiando, aunque finalmente animado por mi madre cursé bachillerato, volviendo a cambiar de centro y yendo a Cheste.

VIDA ADULTA

Así que tengo 18 años, mi título de Bachillerato y muchas ganas de destacar de verdad en la danza. Dicho sea todo, por el camino ya estaba dando clases, compitiendo y haciendo actuaciones.

Mi sueño era ser bailarín profesional y ganarme la vida puramente con el baile. Pero presionado por mis padres y mis profesores a buscar seguridad laboral, decidí estudiar una carrera. Así que comencé a estudiar telecomunicaciones en Burjassot.

No duró mucho, concretamente 6 meses. Dejé la carrera y dejé de pertrechar actos delictivos. Sabía que a partir de los 18 años un mal expediente podía impedirme trabajar en la educación.

Empecé a entrenar con más empeño, con un método. Pero tenía que generar ingresos, así que pisé por primera vez el suelo de un McDonald’s, y no sería la última.

Al año siguiente decidí comenzar otra carrera, ahora de algo que sí me gustaba, Magisterio de Educación Física. Mi nota no era suficiente como para acceder en Valencia, así que me fui a Castellón.

Allí alquilé un piso compartido y encontré trabajo en… McDonald’s.

A mitad de curso ya podía dar clases de Street Dance en Castellón, y entre eso y algunas actuaciones pude dejar de trabajar en la cadena de comida rápida.

Vivir solo supuso un antes y un después en mi madurez. Empecé a entrenar y formarme como nunca antes. Fisiología, psicología deportiva, entrenamiento… eran el pan de cada día. Comencé a preocuparme por mi alimentación. Lo hice con un mal enfoque, y eso me llevó a desarrollar trastornos de la conducta alimentaria. ¿Qué podía hacer? Buscar ayuda, así que me lancé a devorar libros y libros sobre TCAs y autoestima y pedí ayuda a una psicóloga. Lo acabé solucionando tras un par de años.

Mi éxito profesional en el baile creció exponencialmente. Conseguí títulos en competiciones, mejoré como profesor y – por fin – podía ganarme la vida al trabajar como acróbata en un circo.

LA PIEZA QUE CAMBIÓ TODO

Tengo 21 años, he finalizado la carrera y tengo trabajo y pareja en Castellón. Decidí que me quedaría allí para preparar una oposición a magisterio.

Pero un día, todo cambió.

Un día una de mis alumnas de danza me informó de que había opción de acceso directo a los estudios superiores de danza contemporánea en Valencia, para graduarse en danza en la rama de coreografía.

«¡Coreógrafo! Mi sueño…»

Dejé todo, mi trabajo, mis amigos, mi pareja… y me vine a Valencia de nuevo, a vivir en casa de mis padres, y cómo no, a trabajar en McDonald’s para generar ingresos.

Era una carrera muy demandante en cuanto a tiempo, y entre eso y el trabajo no rendía mucho en mis entrenamientos. Además llevaba muy mal vivir con mis padres de nuevo.

Conseguí trabajo dando clases entre semana y pude dejar el McDonald’s, pero mi rendimiento empezaba a flaquear. Estrés, desmotivación…

Aún así pude hacer realidad mi sueño, creando una producción de danza con 10 bailarines, música, vestuario, dirección y ensayos. Además fui seleccionado en varias audiciones y compañías, definitivamente mi trayectoria profesional como bailarín era cada vez mayor.

De la misma manera lo eran mis problemas de salud, consecuencia del ajetreado y estresante estilo de vida.

La convivencia con mi padre no era demasiado agradable, y un día, tras dos años de carrera siendo el alumno con las mejores calificaciones y trabajando de ello, de nuevo, todo volvió a cambiar.

Tuve una discusión con mi padre y decidí irme de casa, ¡y dejar la carrera!

UN NUEVO COMIENZO

De nuevo, sin casa ni trabajo. Otra vez. Tenía 23 años y no sabía muy bien dónde ir.

Un amigo accedió a acogerme en su casa a cambio de llevarle un asesoramiento personalizado y encargarme de las tareas del hogar y las dietas.

A los 23 había aprendido la lección, no pensaba volver a McDonald’s. No, la historia no se iba a repetir.

De nuevo, volví a buscarme la vida con las clases de baile, hasta que un día al amigo con el que vivía se le ocurrió que intentara trabajar de masajista. No se me daba mal y además tenía formación de ello de mi paso por la universidad.

Al cabo de un año me estaba ganando la vida como masajista, y decidí invertir mis ingresos en formarme como quiromasajista profesional, entrenador personal, monitor de pilates, coaching personal y coaching nutricional. Así aumentaba las posibilidades que tenía. Por supuesto, mientras tanto seguía entrenando mis 3 horas diarias de baile, compitiendo y haciendo algunas actuaciones en la Comunidad Valenciana. Incluso llegamos a actuar en Las Vegas, en una campaña de 2 semanas, que no terminó como esperábamos.

Mis ingresos por fin eran dignos y me inscribí en un gimnasio de primera categoría en Valencia. Allí conocí una imitación barata del CrossFit. Me gustó mucho, muchísimo. Podría decir que fue amor a primera vista.

De la noche a la mañana decido dejar la danza y dedicarme por completo a este deporte, consagrarme como atleta.

Tras 13 años practicando danza 365 días al año, siendo un referente y habiendo logrado lo que me había propuesto, lo dejaba.

Decidí que en mi vida no quería tener apego a nada ni a nadie. Nada es para siempre.

EL CROSSFIT

Empecé a competir en CrossFit después de 3 meses entrenando. A los 5 años había competido más de 20 veces en el panorama nacional y había subido al podio 7 de ellas.

Me formé como entrenador de halterofilia y me federé para competir en esta modalidad. Impartí algún seminario y realicé una actuación motivacional nada menos que para la gala del anuario del deporte que se celebra en el Palau del Reina Sofia en Valencia.

En 2017 comencé a dar clases de Cross y entrenamientos personales en el gimnasio donde empecé a entrenar años atrás.

Nunca he dejado de estudiar por cuenta propia en mi tiempo libre, y nunca lo haré.

Mis pilares son el deporte, el coaching, la nutrición, la gestión emocional y la salud. Y estoy convencido de que ello puesto en práctica puede mejorar la calidad y esperanza de vida de cualquier persona.

Viendo como cada vez es más normal ver personas con obesidad, estrés, enfermedades crónicas y depresión, me he puesto por objetivo ayudar al máximo número de personas con mi experiencia y formación a lo largo de mi vida.

Una vida.

Una oportunidad.

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